A finales de los años 70, Sony y Philips trabajaban en un nuevo soporte musical, el CD, que estaba en sus fases iniciales.
Los primeros compact disc, todavía experimentales, tenían capacidad para 60 minutos de audio y un diámetro de 11,5 cm.
Las compañías fabricantes parecían de acuerdo en que esa era una medida estándar perfecta para satisfacer las necesidades de los consumidores.
Pero, el entonces presidente de Sony, Norio Ohga, se dio cuenta de que esos 60 minutos tenían un problema fundamental: en ellos no cabía la Novena Sinfonía de Beethoven. Y el ejecutivo, amante de la música clásica, consideró que aquello no se podía consentir.
La duración de la Novena de Beethoven varía según la interpretación de cada director de orquesta, pero la más larga grabada hasta ahora es la que dirigió W. Furtwängler en el Festival de Bayreuth de 1951. La pieza dura exactamente 74 minutos y 33 segundos.
Por eso, los CD no miden 11,5 cm, sino 12,7 cm, para poder albergar completa esa obra maestra de la música clásica. Esos 74 minutos se convirtieron en el estándar mundial para todas las marcas, y esa duración no cambió hasta la era digital.
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